La gran amenaza al fútbol modesto
Los clubes de Segunda B y Tercera afrontan un futuro incierto ante una pérdida de ingresos del 80%. Los "playoffs exprés", alternativa
Partiendo de dos premisas sanitarias ampliamente compartidas por la comunidad científica internacional. La primera es que eventos de masas como el fútbol con público no serán posibles hasta que no exista una vacuna efectiva contra el Covid-19. La segunda es que dicha vacuna, en las previsiones más optimistas, no estará disponible para su distribución a gran escala, como muy pronto, antes del primer trimestre de 2021.
A partir de aquí, el fútbol modesto otea el abismo. Si en Primera y en Segunda los ingresos por derechos televisivos permiten que la rueda siga girando aunque las gradas estén vacías, de Segunda B para abajo la competición se antoja insostenible sin los ingresos derivados de la presencia de público en los partidos. Y más allá de la cuestión económica, absolutamente capital, otra duda sobrevuela a los clubes: ¿Tiene sentido jugar en estas categorías si nadie -o casi- va a poder ver los partidos? La mayoría de los clubes consultados cree que no.
La RFEF ya trabaja en un escenario que cada cobra más visos de hacerse real. Por el momento, no obstante, lo hace con discreción y calma, pues la prioridad es decidir cómo se resolverá la temporada actual en Segunda B y Tercera, una decisión que se tomará esta misma semana. La intención de Luis Rubiales es que haya ascensos -vía directa o mediantes playoffs exprés- pero no descensos, lo que podría llevar a una Segunda B de 98 equipos, 18 más que ahora. Y a partir de ahí surgen diferentes propuestas para reestructurar la categoría, como crear un quinto grupo o incluso una división intermedia entre Segunda y Segunda B.
Una vez perfilado el nuevo modelo de competiciones, será el momento de abrir el melón sobre cómo encarar el próximo curso con la previsión de que no pueda haber público en los campos hasta 2021. Los ERTE y el paquete de ayudas aprobado por la RFEF para el fútbol modesto harán que casi todos los clubes cierren el ejercicio sin excesivos sobresaltos aunque ya no se jueguen más partidos, como así parece que será. Pero las certezas se acaban ahí. «Los equipos no tienen ni idea de cómo presupuestar de cara al año que viene. Los presupuestos se empiezan a perfilar entre abril y mayo todos los años, pero ahora mismo no saben qué poner, si incluir taquilla y bar, cuánto poner en patrocinios... Hay mucho desconcierto», explica David Jiménez, presidente de ProLiga, asociación que engloba a más de 200 clubes de Segunda B y Tercera.
Bares, publicidad estática...
Los partidos a puerta cerrada no sólo supondrían la pérdida de ingresos por taquilla y abonos de temporada, también de otros que van asociados a la presencia de público en los campos, como los de bares y ambigús y la publicidad estática y de la camiseta de los jugadores, pues ninguna empresa va a pagar por anuncios que nadie verá. Y las cuotas de las escuelas de niños, que difícilmente vayan a tener actividad en los próximos meses.
Dicho todo esto, la gran pregunta: ¿Es viable que se jueguen estas categorías a puerta cerrada? «Técnicamente lo es, pero el escenario se tendría que cambiar drásticamente. Los de Tercera tendrían que pasar a casi presupuestos cero, con jugadores que cobren lo justo para cubrir los gastos. No tendría demasiado sentido», reflexionan en ProLiga. «El 60% de los clubes no se va a poder mantener sin taquilla ni abonos, alguno no va a tener dinero ni para comprar camisetas», advierte Joaquín Parra, presidente del Badajoz, de Segunda B, que aboga por una reestructuración de la competición que dé lugar a una nueva categoría profesional por debajo de Segunda.
Además más allá del tema económico está el sanitario. Si el protocolo del CSD ya es difícil de cumplir en algunos aspectos para los clubes profesionales, para los que no lo son resulta en la práctica imposible. «Mientras no haya público, será señal de que la pandemia no está solucionada. Para mí la salud de los jugadores y técnicos es lo primordial y no tenemos capacidad ni instalaciones para preservarla», apunta Javier Landeta, presidente del Leioa de Segunda B.