La despedida de un 'viejo rockero'
Rosmen dijo adiós a la UD Lanzarote en la que ha sido una de las temporadas más duras que recuerda
El domingo, con el pitido final del choque que enfrentó a la UD Lanzarote con el San Mateo, no sólo se acabó el partido en cuestión y la temporada. Se cerró una etapa -o no, quién sabe- en la vida de Rosmen Quevedo. A estas alturas de la película considero innecesario resaltar sus cualidades futbolísticas ni los logros conseguidos por el jugador. Me gustaría centrarme, a modo de breve homenaje, en la persona que ha portado de manera tan digna el brazalete de la UD Lanzarote durante tantos años.
Este curso, como repasó el propio delantero en los micrófonos de Radio Marca Lanzarote "ha sido una de las temporadas que recuerda". Por eso tiene más valor lo que voy a redactar. Un hombre de fútbol, un buen jugador , aquel al que se le admira y recuerda, además de por mostrar en el verde ciertas aptitudes, queda en la memoria por la actitud en circunstancias complejas. Este año ha sido muy difícil para el equipo y en ningún momento he visto en Rosmen ningún comportamiento reprochable, sino todo lo contrario.
Ha sido elegante en la victoria; especialmente educado y deportivo en la derrota, proceder que no es nada sencillo. Lo conozco desde hace poco -aunque tenemos ex compañeros en común- pero la gente que lleva cierto tiempo en esto del fútbol está hecha de una pasta diferente, cosa que en las generaciones venideras, por desgracia, cuesta apreciar. Le he visto dar la mano uno por uno a los integrantes del US Yaiza tras el 5-1 -les aseguro que no es una situación sencilla para un jugador- al igual que le he visto felicitar al Manzanares tras la eliminación del play off hace un par de temporadas, precisamente después de un penalti que el portero rival le sacó bajo palos.
Por eso, es un deber poner en valor estas figuras en el deporte. Estos jugadores que quedan a cuentagotas, y pese a saber que su recorrido en el balompié llega a su fin, son conscientes de la importancia que tienen sus actos para muchos niños y no tan niños, que llegan desde atrás. Rosmen ahora "quiere descansar" y no sabe a ciencia cierta dónde ubicará su futuro deportivo, lo que tengo claro es que no lo va a poder dejar tan fácilmente como él piensa porque los 'viejos rockeros' nunca mueren.