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Conozca al regateador canario más brillante de Europa

Yeremay, el regateador más brillante de Europa, madura en el Deportivo tras no sentirse valorado en el Real Madrid

  • Radio Marca Lanzarote
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    Según relevo.com, de El Polvorín, barrio humilde y de antigua fama conflictiva, a consagrarse como el mejor regateador de Europa. Yeremay Hernández Cubas (Las Palmas de Gran Canaria, 2002), conocido deportivamente como Peke –un apodo que detesta-, es la encarnación del auténtico fútbol de parque, orgulloso de sus 1,69 metros de estatura. Renovado hasta 2030 con el Deportivo de la Coruña, brilla con la 10 en LaLiga Hypermotion. Acumula tres goles y dos asistencias en siete partidos, con una media de 6,73 regates por partido digno de opositar a ser uno de los jugadores más divertidos del videojuego FIFA Street y que, ahora, le colocan en el actual top1 de jugadores más desbordantes del viejo continente, goleando a Vinícius Junior, Nico Williams, Lamine Yamal y Bryan Zaragoza.

    Pero sus números son incluso peques si se comparan con el talento por su banda izquierda. Yeremay es de esos exclusivos genios por los que, como decía Iniesta a Valerón, "pagaría una entrada por verle en directo". Lo curioso es que este nuevo mago del balón es tímido, casi esquivo. Se aleja de los focos mediáticos con la misma facilidad con la que se deshace de sus rivales. Esta temporada, su valor de mercado ha subido hasta los 10 millones de euros y atesora 81,7% de pases acertados en el tercio final del campo. Es un jugador decisivo, no solo virtuoso, que tira la puerta de la Selección Sub21.

    Yere no surgió de la nada. Fue la UD Almenara, situada en Las Rehoyas, un barrio de la Ciudad Alta de la capital grancanaria, su primer club. Su sobresaliente desempeño llamó entonces la atención de la UD Las Palmas, que le integró en sus filas a los 8 años. La historia no tardó en expandirse; a los 12 años, el Real Madrid, a través del ojeador merengue Sixto Alfonso -afincado en Canarias-, se interesó por él. Así, en 2015, comenzó su aventura en Valdebebas, en el Infantil A. De blanco coincidió con Theo Zidane, aunque su confianza fue decrescendo, sintiéndose cada vez menos valorado. La leyenda negra dice que pudo volver a la UD Las Palmas, pero el combinado insular no respondió en el plazo acordado.

    La llamada de Albert Gil, su principal valedor en el Dépor

    Albert Gil (Barcelona, 1975), Doctor en Educación Física, Entrenador UEFA Pro y Máster en alto rendimiento de fútbol, fue el arquitecto de la llegada de Yeremay al Deportivo de La Coruña en 2017, cuando el club coruñés, consciente del incipiente talento del canario, decidió apostar fuerte por él. Bajo la batuta de Gil, entonces director de la cantera -este verano fue despedido tras 10 años ininterrumpidos en la entidad gallega-, Yeremay fue seducido por un proyecto sólido que lo alejaba de otros grandes pretendientes como Sevilla, Atlético de Madrid o Brighton.

    "Cuando terminó su etapa en el Madrid, desde el Deportivo le planteamos un buen proyecto de tres años para crecer, una propuesta formativa. En ningún momento le dijimos que iba a ser futbolista profesional, porque ahí, él con 15 años, le hubiésemos estado engañando. El fútbol es un elemento educativo, para mejorar como persona, más a esa edad. No podemos vender las excepciones como normalidades. Si tenemos 250 jugadores en la casa, van a llegar 10 o 15 al fútbol profesional", reflexiona Gil para Relevo.

    Desde su irrupción en el Cadete A, donde anotó 17 goles en 32 partidos, Yeremay ha sido considerado un talento extraordinario. Su progresión fue rápida y ascendente: a los 16 años firmó su primer contrato profesional y, bajo la tutela de entrenadores como Juan Carlos Valerón y Óscar Gilsanz, se coronó campeón de España con el Juvenil A, enfrentándose en la final al Barça de Gavi. "Él siempre ha sido un jugador como lo vemos ahora: diferencial con la pelota, capaz de eliminar rivales. Desde el cadete ha sido un futbolista muy especial y determinante".

    Consolidación en el primer equipo, superación física y la confianza

    Desde sus inicios en el Deportivo de La Coruña, Yeremay Hernández demostró un talento innato, pero su desarrollo físico generaba dudas. Nacido en diciembre, su evolución era más lenta comparada con la de otros jugadores de su generación, lo que hacía que pareciera menos competitivo. "Era un niño jugando con hombres, todavía en desarrollo. Los entrenamientos con jugadores mayores eran muy exigentes para él", explica Albert Gil. No obstante, con trabajo y esfuerzo, su físico fue mejorando. "Ahora está mucho más fuerte. Incidir en este aspecto, en el fútbol moderno, es indispensable. En dos o tres años estará a otro nivel", pronostica.

    Uno de los puntos de inflexión en su carrera llegó en la temporada 2021-22. Su gol en la UEFA Youth League -delante de 20.000 espectadores en Riazor-, y posteriormente su participación en la Copa del Rey, con un tanto decisivo en la prórroga, acreditaron su entrada en el primer equipo. En la temporada 2022-23, Yeremay se incorporó definitivamente a la primera plantilla, partiendo de revulsivo tanto con Borja Jiménez, como con Óscar Cano. En los cuatro partidos finales que dirigió Rubén de la Barrera sí fue titular.

    "Rubén de la Barrera fue el entrenador que apostó por él, dándole minutos en los últimos cuatro partidos de la temporada. Le dio la confianza que necesitaba. Yeremay aprovechó esos minutos y explotó como futbolista", recuerda Gil. "A pesar de que el ascenso a Segunda no se logró en ese momento, Yeremay dejó claro que estaba preparado para asumir un papel más importante en el equipo".

    Ya en la campaña 2023-24, con Imanol Idiakez en el banquillo, Yeremay se consolidó en el primer equipo. Aunque una lesión lo apartó dos meses, su rendimiento en la segunda vuelta fue crucial para el ansiado ascenso del Deportivo a Segunda División. Jugó 23 partidos como titular, anotó cuatro goles y repartió cuatro asistencias. "Ahí se asentó definitivamente como líder y estandarte de la cantera", subraya.

    La madurez, el oxígeno vital en su vida personal y profesional

    La joven y vibrante carrera de Yeremay Hernández es mucho más que la mera evolución de un futbolista habilidoso. A Coruña, donde ya acumula siete temporadas, ha sido el caldo de cultivo ideal para su desarrollo integral, no solo como jugador, sino como individuo. Su transformación se ha cocinado a fuego lento, en un proceso que, si bien no es tan espectacular como un regate prodigioso o un gol al ángulo de los suyos, resulta "infinitamente más trascendente". En palabras de Albert Gil, quien lo ha visto crecer con la atención de un mentor casi paternal, "lo más importante ha sido su maduración personal. El talento lo ha tenido siempre, pero el club lo ha orientado para formarse de manera íntegra. Hoy es un joven educado y preparado".

    Parece que alguien en Abegondo, en más de una ocasión, tuvo que darle un necesario tirón de orejas al protagonista. "Aunque tampoco se puede pasar por alto las complejidades de su vida familiar. No ha sido fácil", confiesa Gil, como quien señala una verdad incómoda pero necesaria. Cinco en casa –ahora seis hermanos– no es precisamente un entorno libre de complicaciones. Cada experiencia vivida en ese hogar, cada dificultad superada, ha sido un paso más en el arduo camino hacia esa madurez "que se ha trabajado muchísimo con él y que sin lugar a dudas ha potenciado y multiplicado su talento".

    Valerón, Djalminha y un inolvidable encuentro con Pedri

    El universo personal de Yeremay no se circunscribe únicamente a los consejos de un entrenador o al esfuerzo de una vida humilde. En su imaginario, brillan con fuerza los nombres de dos mitos vivientes del Deportivo: Juan Carlos Valerón y Djalminha. Estos dos genios del balón encarnan, para Yeremay, un estilo de juego que no es fácil de replicar en los tiempos actuales. "Son sus referentes en el Dépor, está enamorado de su fútbol", recalca Gil, con el tono del que ha sido testigo de esta admiración casi reverencial.

    Entre los momentos memorables de su aún corta carrera, hay un curioso episodio en un campeonato territorial Sub16 celebrado en Gran Canaria. Yeremay, enfundado en la camiseta de la Selección Gallega con el número 10 en la espalda, se enfrentó a un tal Pedri, quien portaba el número 8 de la Selección Canaria. "Ganamos 0-1, pero todos querían fichar a Pedri", rememora Gil, con una media sonrisa que denota lo cerca que estuvieron de añadir a otra joya canaria al cuadro coruñés. "Nosotros hablamos con su padre, pero todo quedó en nada. Eso sí, no hubiese estado mal juntarlo con Yeremay".

    El futuro que se avecina y la oportunidad que aún espera

    Las expectativas en torno a Yeremay Hernández no podrían ser más altas. Su perfil de regateador nato, comparado con jugadores como Nico Williams o Lamine Yamal, es cada vez más raro en el fútbol moderno. "Es un jugador que no tiene techo. En España, los regateadores siempre han sido los que marcan la diferencia, lo vimos en la Eurocopa. Yeremay estará pronto en Primera División, no tengo dudas", firma Gil.

    Aunque aún no ha sido convocado por su país, su ascenso a Segunda División sugiere que su inclusión en la Selección Sub21 podría estar muy cerca. "Yeremay nunca ha sido llamado porque no jugaba en categoría profesional. Pero ahora está en Segunda y su convocatoria es solo cuestión de tiempo", cierra la conversación Gil, emocionado por un talento único que solo necesita seguir madurando para alcanzar todo su potencial.

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