Palo para el Aloe Plus Lanzarote Conejero
El juego de los lanzaroteños fue mejorando con el paso de los minutos, siendo insuficiente para apuntarse el triunfo (62-69)
Tarda en llegar la primera victoria del Aloe Plus Lanzarote Conejeros esta temporada, aunque no se puede culpar a los integrantes del plantel de haber dado hasta la última gota de sudor (y alguno de sangre) para cambiar la tendencia. El sábado el equipo lanzaroteño caía por 62 a 69 ante el Distrito Olímpico, en un choque que se había puesto muy cuesta arriba en el primer cuarto.
No comenzó nada bien el Aloe Plus Lanzarote Conejeros, que era controlado por una férrea defensa de los madrileños, impidiendo que los jugadores locales pudieran llegar a contactar con Chike Augustine en el interior de la pintura y desarbolando las posibilidades de tiros de tres. Así, tanto el de Trinidad y Tobago como los jugadores con mayor especialidad de lanzamiento lejano se iban al banquillo sin estrenarse. Por su parte, los jugadores visitantes conseguían anotar varios triples, rompiendo la tendencia que traían esta temporada, haciendo que las diferencias fueran cada vez mayor. A la conclusión del primer cuarto el marcador reflejaba 12 a 25, pero esa diferencia se ampliaría en el segundo cuarto.
Fue más abierto el segundo parcial, donde empezaron a aparecer los valores más importantes del club insular, aunque todavía sin mucha influencia en cancha durante el encuentro. Sin embargo los tiros de tres para los locales empezaron a llegar y a entrar, lo que daba síntomas de mejora, pero seguía el rival con la muñeca acertada y no había forma de conseguir cambiar la tendencia, pese a que el juego había mejorado algo. Seguía dominando el marcador Distrito Olímpico, que ampliaba las diferencias hasta los quince puntos, 27 a 42.
En la segunda mitad se vio otro Aloe Plus Lanzarote Conejeros, con más movilidad, con más presencia en la pista, con más tiro y mejor puntería. Los jugadores de Iván Fernández fueron reduciendo paulatinamente la diferencia en el marcador. Aparecieron más canastas de tres, los tan temidos contragolpes, Chike Augustine volvió a ser el faro bajo tablero y Cándido Matoso empezaba a estar más liberado de la vigilancia rival. Empezó a funcionar el cuadro de Arrecife que conseguía reducir la ventaja hasta en 7 puntos, obligando al banquillo peninsular a pedir tiempo muerto para reconducir la situación. Un triple madrileño, sobre la bocina, concluyendo el cuarto, dejó el marcador momentáneamente en 44 a 56.
Las sensaciones dejadas en pista en el tercer cuarto había que refrendarlas en el último y así se iba haciendo. Poco a poco conseguían los isleños ir reduciendo el marcador, bajando la diferencia y volver a poner el electrónico en 7 puntos de desventaja para ellos, pocos minutos iban quedando para el fin del partido, pero el frenesí loco se había instalado el choque hacía presagiar nuevas emociones.
La pasión que estaban mostrando en cancha les hacía perder las posiciones sobre el tablero ideado en la pizarra del entrenador, pero daba resultado y eso era lo más importante. La efervescencia del ímpetu, a falta de dos minutos y con esa diferencia psicológica que estaban siendo los 7 puntos, Cándido Matoso y Amaurys Robles se lanzan de cabeza a por un balón perdido bajo el aro rival, con el infortunio de chocar ambas testas y acabar los dos con brechas, lo que les obligó a abandonar la cancha. La jugada fue significativa de lo que estaba siendo el cuarto, lucha, sudor y sangre, pero ese parón lo aprovechó mejor el rival, que bajó la intensidad, guardó el balón e impidió la machada de los locales, concluyendo el partido con el marcador de 62 a 69.